Los Desastres de la Guerra es un conjunto de grabados realizados por Francisco de Goya y Lucientes entre 1808 y 1815, cuya primera intención era alabar la lucha interna y la valentía del pueblo español ante el invasor, pero que poco a poco el artista, fue cambiado y velando esa intencionalidad a un “álbum” en donde la crueldad, la miseria, el hambre, el terror y la sinrazón de los actos bélicos, van a ser los auténticos protagonistas y como no, tambien en Aranjuez.
Este primer carácter nacionalista se debe a que la obra fue un encargo del general Palafox, que invitó a Goya y otros artistas de renombre de la época a visitar Zaragoza en octubre de 1808 para examinar las ruinas de la ciudad causadas por el ejército francés. Esta catástrofe causó verdadera impresión en los artistas invitados como se observan en las estampas de Gálvez y Brambila con sus “Ruinas de Zaragoza”, pero Goya fue más allá y decidió realizar una serie de apuntes y bocetos que luego pasarían a ser el conjunto de grabados que todos conocemos.
Para poder realizar los Desastres de la Guerra, Goya recorre parte de la geografía española, no solo Zaragoza, realizando apuntes de lo que ven sus propios ojos y de las leyendas negras y rosas que se generan ante las diversas campañas de esta Guerra de la Independencia (1808-1814).
Dentro de las 82 estampas que conforman la serie, encontramos dos que nos acercan a la comarca de Aranjuez: la estampa nº 37, titulada “Esto es peor” y la estampa nº 39, “Grande hazaña con muertos”.
Para ubicar a Goya en la comarca ribereña hay que comentar que el artista estaría en varias ocasiones en el Real Sitio, y puede que por varios motivos, como parte de su labor, pues al ser pintor real debería acompañar a los reyes en la Jornadas Reales para tomar apuntes, también su amistad con los Duques de Osuna, que tendrían un espectacular palacio en la Villa y posarían en varias ocasiones para el autor como en el famoso retrato de “Los Duques de Osuna y sus hijos”, hoy visitable en el Museo del Prado. Otro motivo sería la profunda amistad que le unía con la XIII Duquesa de Alba, Doña María Teresa de Silva Álvarez de Toledo, por quién el pintor será invitado a varias de sus casas, como la de Sanlúcar de Barrameda y al Real Sitio de Aranjuez, y según cuentan es el presunto autor de unos dibujos murales a carboncillo que se conservan en lo que sería la antigua Casa de Alba y que hoy está totalmente descontextualizada y compartimentada.
Además, no hay que olvidar, que el hermano de Goya, Camilo de Goya y Lucientes vivía en una localidad cercana a Aranjuez, en la Villa de Chinchón, siendo el capellán de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y de los Condes de Chinchón, de manera que el pintor visitaría al religioso en varias ocasiones, pasando temporadas en una casa de la calle de la Iglesia.
Por estas razones, es posible que Goya conociese de primera mano, e incluso, presenciase algunos de los actos que luego plasmó en las dos estampas antes mencionadas, ocurridos en 1808 entre Aranjuez y Chinchón y que dejó un enorme impacto en la comarca. El día 27 de diciembre cuatro soldados franceses fueron asesinados en la Plaza Mayor de Chinchón por los habitantes de a Villa que se tomaron la justicia por su mano, pues se cuenta que los soldados se propasaron con unas mozas del pueblo. Este momento es el representado en el grabado nº 39 titulado “Grande hazaña con muertos”, representando a soldados franceses mutilados sobre un árbol.
Dos días después, el 29 de diciembre, el mariscal Víctor mandó desde Aranjuez una colmuna de castigo por los hechos acontecidos, bajo el yugo de las tropas francesas fallecieron 86 vecinos de Chinchón, algunos dentro de la misma localidad, y otros encontraron la muerte en su huida por el Camino de Aranjuez. Es en la Calle de la Reina donde la venganza francesa se presentará de la manera más cruel, como es el pobre hombre, llamado Agustín Moreno, mutilado y empaladado en un árbol representado en el grabado nº 37 titulado “esto es peor”, pero que en el reverso, de la propia mano del artista, reza las escuetas palabras “el de Chinchón”. En la estampa, con monocromía y una técnica muy complicada como es el aguafuerte, Goya consigue mostrar la barbarie de la guerra, sin olvidar sus conocimientos académicos como se aprecia en ese torso mutilado con muchas semejanzas con el “Torso Belvedere” que había tenido la ocasión de ver en Roma como demuestran sus apuntes en el cuaderno italiano.
No sabemos con seguridad si Goya vivió en primera persona estos hechos, pero lo que está claro es que tenía conocimiento de ellos, y decidió incluirlos en la serie de los “Desastres de la Guerra”, mostrando que ambos bandos realizaron actos inhumanos, asesinando sin escrúpulos, pues, la guerra te empuja a pasar de víctima a verdugo cuando menos lo esperas.
Irene Palancar.
Vía| Goya en el Museo del Prado. Los Desastres de la Guerra.
Imágenes| Autorretrato de Goya 1815, Esto es peor, Grande hazaña con muertos.